En ocasiones se piensa que el mundo gira alrededor de uno, pero es uno quien gira sin descubrirse que está alrededor de él o ellos. Nunca los he dejado. Suelen ser estas reflexiones sin lugar a dudas las que me llevan, una vez más, a ninguna parte. Ana me enseñó que hay días especiales que se necesitan de ciertas cosas esenciales, como una actitud particular que sólo cierta gente podía tener: nunca he entendido lo especial dentro de ello, ahora creo que por eso se molestó conmigo ese 14 de febrero.
Ninguna parte es el mismo lugar a donde siempre suelo llegar cuando me descubro de una manera obscena intentando forjar una imagen de mi mismo, la cual ya es demasiado tarde para mostrársela al mundo. El mundo ha fijado en sí una idea de mí y de cualquiera antes de que uno mismo piense en construírsela. Andrés me contó que el mundo era de las mujeres atrevidas: quisiera ser una de ellas, pero al parecer de ilusiones no se vive.
Desde que alguien me hizo ver que la depresión es el pan de todos los días en el mundo entero, ahora y a la distancia lo entiendo y lo veo aplicado en todos los ejemplos de mi vida y en los demás. También recuerdo que Isa dijo que ocuparse uno mismo en alguna actividad lo hacia olvidarse de todo: mentira más grande no se puede decir, sigo pensando en lo mismo.
¿Por qué un pensamiento no es tan veloz como la luz o el sonido?¿Por qué no se escurren aunque dejen rastro como un pensamiento líquido? Carmen una vez le dijo “que para qué hacerse tonto” y es verdad, si lo que tengo es lo único que hay, aunque me apene mucho -no hay más que ofrecer-.
Por otra parte las malas coincidencias son bastantes, y mis malos pasos aumentan, cada vez pisando mal. Mis pasos no se perderán en el mar como el cuadro de las huellas, pero si alguien las encuentra por ahí no olvide llamarme: 627857226 (como a Galán). Una amiga argumento, con mucha razón, que nunca se sabe donde se puede encontrar al amor de su vida: Tal vez sea mejor no encontrarlo y perderse en un bosque sideral o que él lo encuentre a uno. Una vez más me encuentro en el mismo punto del que partí, como todo el ciclo que representa mi vida. Ahora me siento más imbécil y menos triste.